26 enero 2011

Una desigualdad vergonzosa


Por Nicolás Anglas

El diagnostico es claro, el mundo actual exige un mayor esfuerzo por parte de las mujeres, los hombres no son capaces con su propio trabajo, de responder a las necesidades que hoy en día existen. Ante esta situación la mujer ha salido a buscar trabajos para resolver esta situación.

Ya el censo del 2002 indicaba un aumento en el ingreso al mundo laboral por parte de las mujeres, respecto del anterior en el año 1992, de 34,6% a 42,1%. Es así como esta cifra ha venido en alza en los últimos años. En Chile según los últimos datos entregados por Mariana Schkolnik, Directora del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la población femenina ocupa un 44 % del total de la fuerza laboral total.
Sin embargo, esta cifra es bastante baja en comparación con los países desarrollados que cuentan con tasas que fluctúan entre 65% y 71% de participación laboral femenina, como lo es en los casos de Francia, Reino Unido, Canadá, Australia, entre otros, incluso cuando dichos países poseen tasas de fecundidad similares a la nuestra que corresponde a 1,9.

Según la Encuesta Nacional del INE en el año 2006 sobre la ocupación por rama de actividad económica, agrupando en primer lugar la información por sector (primario, secundario y terciario), la gran mayoría de las mujeres desarrollan sus actividades laborales preferentemente en el sector terciario, un 83,1 % del total, mientras que los sectores primarios y secundarios poseen un 6,3 y un 10,5% respectivamente.

De lo anterior surgen algunas problemáticas, somos una sociedad que no ayuda a las mujeres a conciliar el esfuerzo laboral con las responsabilidades del hogar. Esto es lo que nos indica un estudio realizado por Adimark el año 2008, sobre la pregunta “¿Usted considera que Chile es una Sociedad que apoya a las mujeres para tener hijos o que no las apoya?”, las respuestas dejan bastante que pensar, un 54,3 % señala que la mujer no recibe apoyo para tener hijos, mientras que solo un 17, 3 % menciona que si es ayudada por parte de la sociedad.

Ahora bien, introduciéndonos en una problemática más preponderante relacionada con el trabajo propiamente tal, nos encontramos con la profunda desigualdad que existe en nuestra sociedad.

En la Encuesta sobre remuneraciones y costo de la mano de obra, análisis por sexo, se establece la desigualdad vergonzosa que existe hoy por hoy: el Promedio de remuneraciones totales (mensual) de una mujer que ocupa un cargo directivo es de 1.871.421, mientras que el de un hombre es de 2.139.333. Y en general existe una diferencia por sobre el 50% de una variedad de empleos.

Por otro lado, en un encuesta sobre percepción en una encuesta aplicada a mujeres que no se encontraban trabajando de forma remunerada, considerando los últimos tres meses, y que además tampoco estaban estudiando, de edades entre los 18 a 60 años y residentes en las 34 comunas del Gran Santiago , vemos como una buena cantidad de mujeres dejaron su último trabajo por el cansancio del cuidado de los hijos y el quehacer doméstico, evidenciando una compleja incompatibilidad entre las funciones laborales y las del hogar.

Debemos vislumbrar soluciones posibles, el desarrollo que hasta ahora ha alcanzado la participación de la mujer en los sectores productivos “no se ha visto vinculada a la creación de mecanismos sociales, legales y de salud que permitan a la mujer compatibilizar sus roles socialmente asignados del ámbito privado como madre, esposa y dueña de casa con el rol productivo que ha ido asumiendo.”

Por lo tanto para que la participación de las mujeres, sea realmente un progreso para ellas, en su desarrollo personal y familiar, en conjunto con la sociedad, se requieren una serie de medidas, que van desde la igualdad de oportunidades y de reconocimiento del trabajo hasta modificaciones legales, que permitan este avance.

Ante tales necesidades por parte de las mujeres, se requiere un cambio en las políticas públicas y medidas acordes a la nueva realidad. Estas debiesen apuntar a integrar y compatibilizar el rol familiar y laboral de las mujeres.

Ampliación de horarios de salas cunas y jardines infantiles, mayor flexibilidad de tiempo y espacio el horario laboral, opciones de Teletrabajo desde el Hogar, elección de horarios alternativos, capacitaciones dentro del horario de trabajo, entre otras son aspectos que debiesen ser abordados por los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto para lograr el crecimiento económico esperado y lograr índices de desarrollo para todos los integrantes de la nación.

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