01 julio 2011

Reflexiones sobre medio ambiente


Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves del cielo, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Hoy cuando la senda del progreso nos pide a cambio parte de nuestra riqueza, de nuestros bosques, lagos, animales; preferimos olvidar lo que se nos encomendó cuidar. Y a manos del dinero, los empresarios que gozan del poder político destruyen nuestras más hermosas riquezas. El tema contingente: Hidroaysén, ayer Isla Riesco, paraíso natural; Punta de Choros; mañana no sé que será. Lo que si sé es que nuestra regulación legal sobre temas ambientales es insuficiente, escasa, basta tan sólo ver la contaminación que producen muchas mineras y termoeléctricas, porque sus residuos “no son importantes”, se los arroja en cualquier parte, asfixiando a la naturaleza y también afectando nuestra salud.

Chile es un país de gran riqueza natural, debemos tener una legislación clara, con miras al futuro energético, que indique los suelos aptos para actividades extractivas o de generación de energía, pero debe ser clara, tajante y especialmente innovadora, no importa que los demás países no crean aún en las energías limpias. El problema es que el escudo actual del Gobierno es que las energías renovables tienen costos muy altos y no producen energía suficiente. Seguirá siendo así a menos que de a poco comencemos a hacer esfuerzos para desarrollar la energía geotermica, solar, eólica, etc.

Que no nos engañen los comerciales de HidroAysén, existen hoy y muchos países desarrollados las ocupan; fuentes de energías no contaminantes. Existen hoy en gran parte del mundo, una defensa irrestricta al tema ecológico y el castigo de las empresas y empresarios que quieran pasar por sobre esas normativas, con su poder político y económico. No vendamos nuestra naturaleza, nos pertenece a todos, y es nuestro deber cuidarla. Gran parte del recurso energético generado no es para consumo “ciudadano” sino va directamente a las grandes empresas (principalmente extractivas), estas ocupan la mayor parte de la energía, el problema, es que la usan sin ningún cuidado.

Por último, debo aclarar que esos que creen que porque pueden pagar pueden destruir, también somos nosotros mismos, ¿qué? Claro que lo somos, cuando malgastamos el agua, la electricidad, cuando no reciclamos, cuando botamos basura en las calles. Seamos consecuentes con nuestros actuar, no basta con expresar malestar por facebook o twitter, realmente sojuzguemos la tierra, vayamos de la expresión a la acción, a eso estamos mandados.

Abel Contreras Pinilla, Estudiante Administración Pública, DCU USACH Mario Martínez

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